La maña esta de disminuir todo ya es vieja dentro de todo colombiano.
Eso no se lo inventaron ayer, ni ningún 'tiranito y amo de todas las cositas' lo implantó hace poco.
Desde que tengo uso de razón El Viejito Misterioso le dice al café con leche periquito (y es que también perico es otra vaina más viciosa que el café). Así que suena raro escuchar a mi papá pidiendo perico en los cafés y en la casa de mi abuelita.
"Hazme un favorcito; te traje esta bobadita; qué viejita tan querida; qué berraquito; es que pasó una cosita...".
Nos la pasamos añadiéndole diminutivos a todo. Lo más gracioso es que de esta manera es como nos identifican en otros países, porque a todo le tenemos que poner esa deformación molesta y, por demás, terrible.
Eso no lo impuso el niño Uribe. Eso ya es un vicio que, desde mi óptica, demuestra lo tiernamente hipócritas que podemos ser.
Un ser chabacano, autóctono y real en la imaginación y la personalidad de muchos colombianos que muy en el fondo, y casi siempre ebrios, desean ser así. Un lugar en donde ni la plata, ni la diversión, ni la imaginación llegan a un límite.
miércoles, noviembre 30, 2005
Pequeñito Postito
De acuerdo, es una maña aberrante y muy colombiana. Nada ofende tanto a mis hijos que entrar a un almacén de zapatos y que la vendedora les pregunte: "Qué tallitas buscan?