Un espontáneo trabajo
dedicado a las personas
que me han hecho reír
en muchos momentos de mi vida.
dedicado a las personas
que me han hecho reír
en muchos momentos de mi vida.
Nos tuvimos que separar.
Simplemente se llegó a un punto en el que después de casi 3 años no hubo más que hacer. Su mundo estaba girando a una velocidad que sobrepasaba los límites del mío.
Y ahora pues todo normal. La recuerdo como una gran mujer que me iba enloqueciendo. Como lo mejor en guarachas femeninas. Por acá ya no se sufre, antes se ríe uno de recordar todo lo que hacíamos, lo que decíamos y compartíamos. Llegar a un punto en el que hay momentos en los que no hay palabras para expresar tantas cosas que uno siente… eso no sucede todos los días ni con todas las mujeres.
Ella sabe que para mí se veía súper encantadora y muchísimo mejor desarreglada y sin una gota de maquillaje que cuando se ponía bonita para salir. De hecho, no usaba mucho maquillaje. Tenía un encanto especial que no he visto en otras mujeres. No hacía dietas, comía de todo y hasta más que Yo. No le importaba tomar cerveza sobre una canasta en una tienda, o comer chicharrón, o estar sentada en un andén hablando de cosas realmente interesantes mientras los tipos que pasaban no dejaban de mirarla.
Ojitos no sabe, pero a veces me despertaba antes que ella y me quedaba viendo cómo dormía. Tampoco sabe que me acuerdo de ella casi todos los días. Cuando veo o escucho una niña chiquita haciendo berrinches, al escuchar La Plata de Diomedes Díaz o Stuck in a Moment de U2, cuando en mi reloj son las 6:30 o las 11:11 o prendo mi celular viejo y veo un número que aún permanece grabado bajo el nombre de Paola Noseacuerda. O cuando pito mucho en el carro, cuando alguien está de mal genio y hace “eeehhh”, cuando el computador no auto corrige las palabras, o que alguna niña me dice “chino feo” o veo a una mujer con el pelo ondulado.
O en las noches cuando veo por el sun roof de mi casa hacia al cielo y me pregunto a mí mismo: ¿Cómo estará?
Simplemente se llegó a un punto en el que después de casi 3 años no hubo más que hacer. Su mundo estaba girando a una velocidad que sobrepasaba los límites del mío.
Y ahora pues todo normal. La recuerdo como una gran mujer que me iba enloqueciendo. Como lo mejor en guarachas femeninas. Por acá ya no se sufre, antes se ríe uno de recordar todo lo que hacíamos, lo que decíamos y compartíamos. Llegar a un punto en el que hay momentos en los que no hay palabras para expresar tantas cosas que uno siente… eso no sucede todos los días ni con todas las mujeres.
Ella sabe que para mí se veía súper encantadora y muchísimo mejor desarreglada y sin una gota de maquillaje que cuando se ponía bonita para salir. De hecho, no usaba mucho maquillaje. Tenía un encanto especial que no he visto en otras mujeres. No hacía dietas, comía de todo y hasta más que Yo. No le importaba tomar cerveza sobre una canasta en una tienda, o comer chicharrón, o estar sentada en un andén hablando de cosas realmente interesantes mientras los tipos que pasaban no dejaban de mirarla.
Ojitos no sabe, pero a veces me despertaba antes que ella y me quedaba viendo cómo dormía. Tampoco sabe que me acuerdo de ella casi todos los días. Cuando veo o escucho una niña chiquita haciendo berrinches, al escuchar La Plata de Diomedes Díaz o Stuck in a Moment de U2, cuando en mi reloj son las 6:30 o las 11:11 o prendo mi celular viejo y veo un número que aún permanece grabado bajo el nombre de Paola Noseacuerda. O cuando pito mucho en el carro, cuando alguien está de mal genio y hace “eeehhh”, cuando el computador no auto corrige las palabras, o que alguna niña me dice “chino feo” o veo a una mujer con el pelo ondulado.
O en las noches cuando veo por el sun roof de mi casa hacia al cielo y me pregunto a mí mismo: ¿Cómo estará?
Delicado problema el que le aqueja patrón... inminente y necesario buscar nuevos intereses... recomendadas las ferias de pueblo con buen ganado y buena compañía... por favor siga echando bala.